Somos nuestra memoria......

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino

viernes, 3 de junio de 2016

Semblanza IV: La nieta del Cónsul y la sobrina del Escritor

Presentación en Astorga, en Abril de 2013,  de la reedición de  La Novela de la Patagonia.
En el centro, Martín Martínez, cronista de la ciudad.

Una astorgana...... de Bilbao 


Y ahora  permítanme que me presente . Soy sobrina carnal de Ignacio y sobrina – nieta de Santiago. Hija y nieta de astorganos. Nací en Bilbao pero podía haber nacido en Astorga. Quizás porque vine al mundo en pleno invierno, soy bilbaína de nacimiento.  

Mis veranos, de niña, siempre fueron astorganos. Cada 23 de Julio  un humeante  tren de la Robla, después de 64 estaciones,  en un viaje interminable de  casi 11 horas,  nos dejaba en la estación de León, desde donde un taxi nos traía directamente a la Casa del Cónsul.  

¿Y por qué el 23 de Julio de cada año?. Pues por algo muy lógico. El 24 de Julio,  víspera de su onomástica, durante la cena, se colocaba la  “cuelga” a tío Santiago que, digamos, se mostraba “sorprendido” como cada año. Este era el preludio de nuestras vacaciones...... ¡ Ya han llegado los de Bilbao ¡.... y parecía  que el verano se inauguraba oficialmente con este ritual,  en aquella casa de la Plaza Mayor.    


Recuerdos de mis veranos en Astorga


Mis padres en Astorga en Mayo de 1952. Mariano Gómez Fernández y Aurelia Prieto del Egido, hermana de Ignacio.



Eran mis veranos familiares, entre abuelos, tíos y primos. Sobre todo la familia de mamá, porque tío Santiago y tía Julia eran mis padrinos. Y a falta de abuelos vivos, ellos cumplían su papel a la perfección. 

Y también  la familia de papá,  que tenía en Astorga a su tíos carnales. Rodrigo Gómez  Alonso-Flórez, prestigioso  abogado  casado con Emilia  Rodriguez de Cela, era para mí como otro abuelito, con su luenga barba blanca. Y Paz Fernández - Barrio, esposa de Pompeyo Pérez, dueño del ya desaparecido comercio “ La Fábrica “,  que era hermana de mi abuela paterna Milagros.  

Mis padres, Mariano y Aurelia, se conocieron en Astorga, se casaron en San Bartolo  y descansan en el panteón familiar del cementerio astorgano,  junto a mi hermano mayor y casi toda la familia materna. 

Con mis primas de ambas familias pasaba yo mis veranos de niña; jugando al corro, saltando a la comba o corriendo a  “guardias y ladrones”  por las calles adyacentes. 

Hice mi Primera Comunión ante la Virgen de los Dolores, devoción muy arraigada en casa. Recuerdo que mi regalo se compró en la joyería de Paca Benavides  y las riquísimas  tartas de la celebración, se encargaron en la pastelería de Eustaquio Velasco “ Taquitas “.   

Siempre recordaré aquellos domingos,   con su misa mayor de las 11 en San Bartolo. Y luego el inexcusable paseo por el Jardín, donde la banda municipal tocaba en su hermoso kiosco, mientras, Santos, el barman del Casino, servía los vermuths con aceitunas, desde su pequeño bar pintado en color verde.....  


Del Hotel del Cónsul...al Hotel Astur Plaza


El Cónsul, tío Santiago, murió con 95 años en 1957 y tía Julia en 1960 con 86. Una complicada herencia dio al traste con la casa y mis veranos astorganos desaparecieron. La vivienda pasó a manos extrañas  y ya no pude cumplir un posible sueño: convertirla en un  hotel con encanto -  “ el hotel del Cónsul” -, aquella casona que había sido una parte importante de mi vida.  

Ahora, cuando voy por Astorga, pernocto en “ mi casa” , o sea en  el Hotel Astur  Plaza, y en “ mi habitación “, la 201. Exactamente  en el lugar donde yo dormía de niña  y escuchaba a los maragatos del reloj municipal,  dar las horas  en el silencio de la noche.  

Por eso mismo quise presentar la nueva edición de  “ La Novela de la Patagonia”, en Marzo del  2013,  en el patio de cristal del  Hotel Astur Plaza , donde me sentía “ como en casa “. Acompañada  por Mercedes  Rojo, ex Concejala de Cultura  y por Martín Martinez , Cronista de Astorga, hoy por desgracia ya desaparecido, desarrollé el tema “ Emigrar hace un siglo : un astorgano en la Patagonia “, sobre la experiencia vital de tío Ignacio..  

Parte de mi familia paterna,  así como el ex Alcalde Juanjo Perandones  y la entonces Alcaldesa, Victorina  Alonso, asistieron al acto, junto con diverso público, en una presentación  amplia que contó con apoyo digital.   


La vida profesional


Portada de la edición digital

Como ven solo he hablado hasta ahora de mis vivencias  de niñez. A partir de la juventud, mi  “alma mater”  ha sido la Universidad de Deusto en Bilbao, donde estudié y donde he ejercido como Profesora Titular durante cerca de 40 años. Y en la que, ahora, una vez jubilada,  prosigo como Profesora Emérita.  

Esta docencia tuvo un paréntesis  durante  los años 1992 -1995, en que desempeñé el cargo de Directora General de Turismo del Gobierno Vasco,  de la mano de la entonces  Consejera Rosa Diez. La enseñanza la he alternado siempre con la investigación, la asistencia a congresos y la docencia en cursos de verano en diversas universidades extranjeras.

Doctora en Historia Moderna desde 1985, he publicado mi tesis sobre la villa vizcaína de Balmaseda durante le Edad Moderna y cinco libros más sobre la misma población encartada. El contenido de estos trabajos lo he desarrollado en mi página web dedicada a la historia de la villa  Balmaseda Historia 

Otra pasión de mi vida han sido y son los viajes.  Sobre este tema he publicado 25 obras, entre Libros  de Texto para docencia en las Escuelas de Turismo, así como  Guías de Viaje, especialmente sobre el País Vasco. Por desgracia casi todos estos libros están agotados  y por eso, desde mi jubilación,  disfruto  reflejando aquellos contenidos y mis experiencias viajeras en mi blog de viajes Turismo y Rutas 


La investigación familiar y la difusión de su historia


Recién jubilada, comencé  las investigaciones sobre mi familia materna, dedicando un interés especial a mis dos familiares Ignacio Prieto del Egido   y Santiago Alonso.  

De Ignacio,  que llegó a Buenos Aires un 2 de Mayo de 1914,  hace ya más de  un siglo,  he reeditado en España su obra principal  "La novela de la Patagonia".  Recientemente esta obra ha sido publicada en edición digital en los  principales canales on line: Google, Apple y Amazon. Ahora tengo en proyecto la reedición de la novela en Argentina,  así como  de algunos de  sus libros de poesías, como “ Poemas patagónicos “ y “ De la Vida, versos “ que tanto interés habían despertado en el cronista municipal desaparecido Martín Martínez.   

Para difundir la historia de mi familia, de Astorga,  la conexión maragata con Argentina y Uruguay,  y  en particular la obra literaria y la vida de Ignacio Prieto del Egido,  he creado  la página web La novela de la Patagonia y el blog   del mismo título

En 2014 patrociné la colocación de sendas placas en memoria de Santiago Alonso y de Ignacio Prieto del Egido, en la fachada del Hotel Astur Plaza, levantado en el solar donde estuvo la casa familiar que ambos habitaron.  

Y ya termino, anunciado mi proyecto personal  sobre una novela histórica familiar que he querido llamar  “ La Saga del Cónsul”,  en la que se intercalarán de manera alternativa los destinos de una familia, de  una ciudad, Astorga y de dos países, Argentina y España, desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.   

lunes, 18 de abril de 2016

Semblanza III: Ignacio Prieto del Egido, escritor




Astorgano de familia tradicional y espíritu aventurero, único varón entre 5 hermanas, nació un 11 de octubre de 1895. Sus padres, Domiciano y Aurelia habitaban en la casa de  la Plaza Mayor nº 2,  la misma donde Claudio del Egido, su abuelo materno,  dirigía su gran comercio de ferretería y coloniales.  

Los primeros años


Solo tenía 5 años cuando falleció Claudio y su padre comenzó a regentar el negocio familiar. Entre 1908 y 1910 Ignacio estudia en León la carrera de  Intendente Mercantil. En realidad la estudió  para seguir el negocio paterno, pero desde pequeño amaba más las Letras y la escritura que los números. Y era además un espíritu libre  que ansiaba  ver mundo.

Cuando en 1902  su nuevo tío, Santiago Alonso Criado,  el futuro Cónsul, llegó a su familia, Ignacio contaba 7 años. ¿Qué impacto ejerció en aquel niño la llegada de un “indiano” ?  ¿ Pudo despertar su fiebre por conocer mundo? ¿Y  quizás también influyeron las frecuentes visitas de los Alonso Criado americanos... ?

Desde 1908 hasta 1910, Domiciano, su padre, es Concejal y Teniente de Alcalde de Astorga. En 1911  recibe  la Medalla de Oro del Centenario de los Sitios. Pero la economía familiar flaquea. Desde la Crisis del 98 España no se ha recuperado. Son tiempos difíciles y convulsos, también para la actividad comercial. Llegan con dificultad los suministros desde América. Todo eso afecta al negocio que acaba por  hipotecarse .  

Todo se agrava cuando en 1914,  a Ignacio le llaman al Servicio Militar. Tenía 18 años.  Y al fondo está la Guerra de Marruecos.

Hacia Argentina


Desde 1909 su tío Santiago ya es Cónsul,  y en América  tiene tres hermanos con sus familias. ¿Quién propuso a quien  la emigración a Argentina? ¿Habría un mejor futuro en tierras americanas? ¿Desde allí  podría Ignacio ayudar a la familia?. Finalmente el Cónsul prepara los papeles de emigración.... para el padre y el hijo.  

Está a punto de estallar  la Primera Guerra Mundial.  Ambos determinan marchar hacia la Argentina. Pero no van como humildes emigrantes;  allí les reciben con los brazos abiertos, los Alonso Criado,  muy bien asentados en Buenos Aires.  El padre conoce la actividad  comercial. El hijo las contabilidades. Hay unos buenos trabajos para ambos.  

En la Patagonia


Ignacio entra como Contable en el Banco Mercantil. Pero odiaba los números y amaba las letras. No lo podía remediar. Queriendo hacer fortuna, en 1915 se va para la Patagonia.  Un cliente del banco le  ofrece trabajar llevando una gran tienda de  Ramos Generales en Chos Malal, en la provincia del Neuquén.  Allí estará  más de un año.

En Astorga, mientras tanto,  se casa su hermana mayor, Gervasia, con un indiano amigo del cónsul. Era el año 1916. La Nochevieja de 1920 fallece su madre. Ignacio  queda destrozado. Publica su "Oda a Mi Madre ". En  1921 sus cuatro hermanas menores, que ocupan la planta superior de la casa,  bajan a vivir con el cónsul y su esposa. 

Ignacio continúa en Patagonia. Ha creado su propio rancho en Varvarcó. Tiene su boliche y cría caballos. Parece  un auténtico Gaucho.  

Año 1927. Muere su padre, Domiciano, en Buenos Aires. El prosigue su vida en la  Patagonia. Lleva años establecido en Buta Ranquil como socio industrial en la actividad comercial. Le van bien los negocios pero apenas escribe.

Caricatura de Ignacio por  Narciso González Bayón. 1934


Regreso a Buenos Aires


Con 35 años regresa a Buenos Aires. Ya no volverá a La Patagonia. Escribe poesía:  De la Vida, Versos “, da conferencias y publica entre otras obras  " Vidas trágicas" y  "Cuentos".  

En 1938 edita su mejor obra “ La Novela de la Patagonia “. El mismo año muere su hermana Lola en un bombardeo en Barcelona. Es la guerra civil en España.  En 1939, se casa su hermana Aurelia,  mi madre. Y muere su hermana Gervasia, dejando seis  hijos huérfanos que son acogidos por el Cónsul y su esposa Julia.  

En el año 1943 publica "Nieve volada : poemas patagónicos “. Su labor de periodista la ejerce en la Revista Leoplan y en el diario " La Nación " de Buenos Aires. Escribe también en periódicos y revistas de Uruguay y Chile. Participa activamente en la vida artística, intelectual y cultural argentina.  

Decide venir de visita a España. Es mayo de 1952. Son las Bodas de Oro de sus tíos, Santiago y Julia. Pasa medio año en Astorga, recorre el país  y da conferencias en diversos lugares.   

Regresa a Buenos Aires. Le acompaña su hermana Adolfina que permanece en Argentina seis meses. Ni él se ha adaptado  a la España franquista, ni su hermana a estar lejos de su familia astorgana. 

Continúa con su labor  periodística,  ejerce la crítica literaria  y escribe teatro. En 1964  publica el ensayo " Bartolomé Mitre: figura continental “. Colabora con el diario  "El Pensamiento Astorgano".

Muere en Buenos Aires en 1966. Está enterrado en el cementerio de  la Chacarita.

Descansa en paz, querido tío Ignacio. 


miércoles, 17 de febrero de 2016

Semblanza II: Santiago Alonso Criado, Cónsul de Argentina en Astorga


Santiago Alonso Criado, en una fotografía familiar, hacia 1930


Santiago Alonso Criado era un Maragato de pura cepa. Alto, rubio y de ojos claros. Era natural de Quintanilla de Somoza, comarca de la Maragatería, donde nació en 1863. Hijo de labriegos con propiedades, fue el penúltimo de  seis  hermanos. 

El padre,  con muy buen criterio,  envió a los hijos a la Universidad. Los dos mayores, Matías y Manuel, estudiaron Leyes en Salamanca  y los dos pequeños, Santiago y Daniel,  Ingeniería y Medicina respectivamente, en Madrid.  Las dos hijas se quedaron en Quintanilla, como era habitual en aquella época.

El mayor, Matías, fue Secretario Personal de Emilio Castelar, Presidente de la Primera Republica Españolay tuvo que marchar al exilio en 1874, saliendo de Lisboa hacia Argentina. Años más tarde  los demás hermanos siguieron su estela.

Pero centrémonos en Santiago Alonso Criado, el ingeniero agrónomo. Va a viajar a Buenos Aires hacia 1889,  junto con su hermano menor, Daniel,  el médico.   Pero no se quedarán en la gran ciudad,  con sus hermanos mayores. Ambos continúan por el  río Paraná, hacia el norte, donde se asientan  en Santa Fe,  aguas arriba de Rosario.  Daniel, acabará casándose alli con una joven, también inmigrante de origen suizo y de apellido Vionnet.   

Es la época de repoblación del Gran Chaco Austral, entre Argentina y Paraguay.  Como ingeniero agrónomo  el Gobierno de Santa Fe  le encarga en 1890, la medición y roturación de esta gran zona. Durante 10 años desempeñará este mandato en lugares donde – según sus propias palabras – se vivía siempre a caballo y con la pistola al cinto o el rifle en la mano. En 1900, finalizado su trabajo, recibe  del Gobierno una excelente paga y parte para Montevideo, donde vive su hermano Matías, ya casado con una dama del sur de Brasil. 

Vista de Quintanilla de Somoza, lugar natal de Santiago Alonso Criado

Para entonces, Matías ya era una personalidad  en Uruguay, como abogado y diplomático. Fundador de dos periódicos y recopilador legislativo. Allí pasó Santiago una temporada. Comenzando el siglo XX, ambos hermanos regresan a España. Matías,  temporalmente, para diversas gestiones consulares y honoríficas. Santiago para quedarse definitivamente en su tierra maragata. 

Un día del verano de 1901, conoce en Astorga a una apuesta joven, que habita en en el número 2 de  la Plaza Mayor.  Es Julia del Egido Casado, la hermana  pequeña de mi abuela Aurelia. Era muy guapa  y elegante, pero vestía de negro. Llevaba luto riguroso por su padre, Claudio del Egido, comerciante leonés, asentado en Astorga y recientemente fallecido. 

Santiago y Julia se casaron  un 26 de Mayo de 1902, ya aliviado el luto familiar de la novia. Y el viaje de novios fue a Paris. El nuevo matrimonio se instaló en el piso primero de la citada casa de la Plaza Mayor astorgana. 
Hasta 1909, la familia Alonso del Egido llevó una vida apacible. Viajaban con frecuencia. Visitaron  Lisboa, Sevilla, San Sebastián.... y veraneaban en Santander. No tuvieron hijos. Recibían visitas de los Alonso Criado de América. Manuel vino  una vez  aunque  Daniel no lo hizo nunca. 

 Matías venía con bastante frecuencia. Viajó a España en 1908,  1912 y 1920. En una de sus visitas, pagó los gastos de restauración de los dos maragatos que adornan el reloj del edificio municipal de Astorga, y  en agradecimiento, el Ayuntamiento puso su nombre a una recoleta placita próxima a la muralla, que aún se conserva. En justa correspondencia,  Matías hizo lo propio con el nombre de la capital maragata, en el callejero  de la ciudad de Maldonado,  Uruguay.

Aquellos años eran el apogeo de emigración europea hacia La Argentina, también  desde la comarca leonesa de La Maragatería. En 1908 el Gobierno argentino nombró a Santiago Alonso Criado para el cargo de  Cónsul  de Argentina en Astorga.  El cargo fue ratificado por el rey  Alfonso XIII en 1909.

Desde ese momento se atendió la actividad consular para toda la comarca maragata, y comenzó a ondear la bandera argentina en el gran mirador de la casa familiar en la  Plaza Mayor de Astorga que  empezó así a ser conocida como “ La Casa del Cónsul “. 

Por aquella casa pasaron dos generaciones de sobrinos, pues el cónsul no tuvo descendencia propia. Treinta años se mantuvo abierto el Consulado, hasta 1939. 

Santiago Alonso Criado se jubiló con 75 años. Fue muy sano y longevo pues aun disfrutó de 20 años más de vida. Falleció en noviembre de 1957 a punto de cumpllir  los 95 años de edad

Descanse en paz  mi  querido tío abuelo Santiago .

lunes, 1 de febrero de 2016

Semblanza I: La Casa del Cónsul


Litografía de  F. J. Parcerisa (1803-1875), representando la Plaza Mayor y el Ayuntamiento de Astorga (León), en una visión de 1864. A la derecha la futura “Casa del Cónsul”

Cuando F. J. Parcerisa, litógrafo español del siglo XIX ( 1803-1876), dibujó en su obra “ Recuerdos y bellezas de España “,  la Plaza Mayor de Astorga hacia 1864, a mano derecha de la lámina aparece una casa de corredores  abiertos,  que en  ese momento era una Posada.  Se desconoce el  nombre, pero desde luego  era un espacio abierto al público que ofrecía a los viajeros un lugar donde  comer y dormir.

Un comerciante leonés de Santa Maria del Páramo, Claudio del Egido, vino a instalar su negocio en Astorga. Y se fijó en esa casa, quizás porque su socio Ignacio Prieto, tenía una tienda en la misma plaza.

La compró en 1882 a la familia Gullón y pagó por ella 10.000 ptas. La derribó totalmente y dejó de ser una casa de adobe, con corredores abiertos en la fachada, para pasar a ser un edificio de piedra con dos pisos y desván. El primer piso tenía un mirador largo, todo en madera, y el segundo cuatro balcones. La planta baja la ocupaba el gran comercio y almacén de Claudio del Egido. Y allí también instaló una pequeña fábrica de chocolate.
  
Claudio y su esposa, tuvieron 3 hijos. La hija mayor, Aurelia, se casó con Domiciano Prieto Carbajosa, hijo de Ignacio Prieto, el socio de su padre. Esta nueva familia se instaló en la segunda planta de la casa. Allí nacieron sus 6 hijos siendo Ignacio Prieto del Egido el segundo y el único varón. Las demás fueron féminas. Domiciano se hizo cargo del negocio de su suegro, cuando este falleció. 

En 1902 Julia del Egido Casado , hermana de Aurelia, contrae matrimonio con un “ indiano “ recién regresado de Argentina,  el ingeniero Santiago Alonso Criado. En 1909  se abre el Consulado de Argentina en Astorga que se instala en el primer piso de la casa.  El despacho del cónsul  es visitado a diario por muchas personas  y las sobrinas  ayudan con cariño.  Aurelia se encarga de la bandera blanquiazul, Lola hace de mecanógrafa y  Adolfina, la más pequeña, solo atiende la puerta.

En 1910 el  viejo mirador de madera deja paso a uno nuevo y  más moderno, fabricado  en metal y cristal. El cambio es sustancial. También hay cambios  en el portal,  que  se llenará de azulejos sevillanos,  grandes plantas en maceta  y una  amplia escalinata de madera.  Parece una nueva casa y más elegante. 

Poco después, el cónsul ayudará a su cuñado Domiciano Prieto y al joven hijo de éste, Ignacio,  a emigrar a la Argentina.  Es el año 1914. Está a punto de estallar en Europa la Primera Guerra Mundial. La situación de España, con sus guerras africanas, es incierta. La economía decae. 
 
La "Casa del Consul", a la derecha de la imagen, resaltada, hacia 1940


Entonces se cierra el negocio familiar,  que ocupaba todo los bajos  Años más tarde se alquilarán estos locales y allí se instalará una nueva familia que se quedará definitivamente. En   enero de 1921, las jóvenes del   segundo piso bajan a vivir  al piso primero.  Se ha muerto  su madre, Aurelia  del Egido, esposa de Domiciano y madre de Ignacio, por causa de  la gripe maligna. El cónsul y su esposa  Julia se hacen cargo de las sobrinas.

En 1936 estalla en España una terrible Guerra Civi, en la que la familia perderá  4  de sus miembros.  En 1939 termina la contienda española y comienza la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo año, el Cónsul se jubila y el Consulado se cierra.  

En Mayo de 1952 se celebran las Bodas de Oro del Cónsul y señora. Es una gran ocasión y la  casa se llena de gente y de fiesta. También ha venido para el feliz aniversario,   desde Argentina, treinta años después de su partida,  su sobrino Ignacio, ahora convertido en un famoso escritor y conferenciante.  

Otros sobrinos lllegan todos los veranos desde Bilbao para estar con los “abuelos”.  El cónsul se ha hecho mayor, anciano. Pero aún  pasea su encorvada figura por el mirador de cristal y disfruta observando la plaza.  Muere muy cercano a cumplir los 95 años.   

Para sus honras fúnebres se instalará la capilla ardiente en el antiguo despacho del Consulado y allí se acercarán para darle el último adios,  una riada de astorganos y maragatos.  Es noviembre de 1957 y su esposa, Julia,  todavía  le sobrevivirá tres años de soledad. Fallecerá  en el otoño de 1960. 

El Hotel Astur Plaza, en la Plaza Mayor de Astorga, en la actualidad.

Poco despúes, como en 1882,  la casa será derruida completamente.  Algún resto romano aparece en sus cimientos.  Años más tarde, una  empresa constructora decide levantar un hotel; así la  posada del dibujo de  Parcerisa volverá al cabo de los siglos, transmutada esta vez en el moderno Hotel  Astur Plaza.  

Los recuerdos y vivencias  de los Egido, los Prieto, los Alonso… sin duda  habrán  quedado  impregnados en  los cimientos del nuevo edificio.  Por eso siempre será  “La Casa del Cónsul” para la historia de la Ciudad de Astorga .

Dra. Julia Gómez Prieto.  Profesora Emérita. Universidad de Deusto. Bilbao. 

martes, 19 de enero de 2016

Semblanzas Astorganas


Recordando nuestra historia reciente 


Astorga ha honrado una vez más la memoria de dos de sus hijos ilustres, cuya impronta aún permanece en el recuerdo. Se trata  del escritor Ignacio Prieto del Egido, y del ingeniero Santiago Alonso Criado. 

Ignacio Prieto del Egido, nacido en 1895, en la Plaza Mayor de esta ciudad, emigró a Argentina muy joven. Allí desarrolló una fecunda labor como escritor, conferenciante, crítico y colaborador de la prensa diaria y especializada. Entre otras publicaciones, escribiría el popular libro “La novela de la Patagonia”, que consiguió  en su época un gran éxito. Ignacio, procedente de una familia de comerciantes,  se marchó a Buenos Aires en 1914.  

Estaba familiarmente ligado a otro importante personaje de la ciudad, Santiago Alonso Criado, el tercero de cuatro hermanos, una saga de gran interés para las relaciones entre España y Argentina, a finales del siglo XIX y principios del XX.   Santiago, ingeniero agrónomo, dirigió por encargo del Gobierno argentino, entre 1890 y 1900,  la medición de las tierras del Chaco Austral. A su regreso a España, fue nombrado cónsul de Argentina en Astorga,  cargo que ejerció entre 1909 y 1939, año éste en que se jubiló. En el balcón de su casa astorgana, sede del consulado, ondeaba cada día la bandera argentina. Era la que se conocía como “la Casa del Cónsul”, ubicada precisamente donde hoy está situado el Hotel Astur Plaza, en los soportales de la Plaza Mayor. 



Ahora, pasados los años, aunque ya los últimos familiares desaparecieran de Astorga en los años sesenta, una sobrina de Ignacio y a la vez sobrina - nieta de Santiago,  vuelve a la ciudad para rescatar su memoria del olvido. Si bien hoy en día poco conocidos, lo cierto es que ambos han formado parte de nuestra pequeña historia durante el siglo XX.  

Se trata de la Dra. Julia Gómez Prieto, profesora emérita de la Universidad de Deusto - Bilbao, y como queda dicho,  pariente directa de ambos, quien ha ofrecido en el Salón de Plenos del Ayuntamiento,  una interesante conferencia con el título de Semblanzas  Astorganas” ,  en la que nos habló de estos  personajes y  de la importancia que tuvieron en su momento. 

Comenzó la charla haciendo referencia al nexo común,  la residencia familiar ubicada  en la que hasta hace tres décadas se conoció  como  “ La Casa del Cónsul “, ubicada en la Plaza Mayor nº 2.   Su historia se remonta a la antigua posada que hubo en ese  mismo lugar,  hasta la elegante casa que se mantuvo en pie hasta 1970,  y el  actual hotel Astur Plaza.  




Las Semblanzas fueron cuatro: La casa del Cónsul; El cónsul Santiago Alonso Criado; El escritor Ignacio Prieto del Egido;  y obviamente la conferenciante hizo un pequeña semblanza de su relación familiar con los homenajeados, sus memorias de ambos y sus Recuerdos de niñez en Astorga

Placas Conmemorativas 


Como aportación a la Historia de Astorga, la  Dra. Gómez Prieto, acompañada de las autoridades municipales, descubrió sendas placas conmemorativas en la fachada del hotel Astur Plaza,  construido sobre el solar de la antigua “ Casa del Cónsul “. Con ellas, ambos hijos ilustres han entrado definitivamente en la historia de nuestra ciudad y en la memoria de los astorganos . 





Cabe  recordar también que en el año 2013, la Dra. Julia Gómez Prieto, fue responsable de la reedición del libro de su tío “La novela de la Patagonia”,  que se  encontraba agotado en el mercado y de muy difícil localización por otros medios.   

Con motivo de la presentación de tal libro en Astorga, la Dra.  Gómez Prieto  dicto una  interesante conferencia, sobre la novela y la vida de su autor, que permitió conocer más en profundidad, el fenómeno de la emigración desde estas tierras maragatas hacia América  y muy especialmente  hacia Argentina y Uruguay.  

Presentación  en 2013 de la nueva edición de "La novela de la Patagonia". De izquierda a derecha Martín Martínez, cronista de Astorga, Mercedes Glez.Rojo, concejal de Cultura y la conferenciante


viernes, 18 de julio de 2014

La Novela de la Patagonia: una obra para descubrir



Por Purificación López Díaz
Profesora de Lengua y Literatura de Educación Secundaria(*)




A raíz de la publicación de la segunda edición de La novela de la Patagonia (Castilla Ediciones, 2012) el lector español tiene la oportunidad de descubrir el título más significativo del escritor astorgano Ignacio Prieto del Egido. Dicha obra ya había sido publicada por vez primera en Argentina en 1938.


Antes de enfrentarse a la lectura de una novela, como de cualquier texto literario, el lector acumula una serie de expectativas y de prejuicios que sólo el conocimiento directo al texto acaba por confirmar o, por el contrario, de invalidar. En mi caso, el acercamiento a la novela surgió de una motivación muy definida: descubrir la Patagonia argentina bajo la guía de un astorgano, emigrante en aquellas lejanas tierras en los años veinte y treinta del pasado siglo XX. Una finalidad que escondía la curiosidad por rastrear cuánto hay de español, de leonés, de astorgano en definitiva, en la visión que del territorio patagón ofrece el relato de Ignacio Prieto del Egido.


Pero lo cierto es que, una vez completada su lectura, no puedo decir que La novela de la Patagonia haya colmado el interés inicial por rastrear huellas del origen astorgano de su creador: quien se acerque a la obra por esta razón, sin duda la terminará con rotunda frustración; sin embargo, sí puedo afirmar que la novela ha satisfecho mi deseo de descubrir – y saborear -  ese territorio que ocupa una inmensa parte de Argentina y que lleva el sonoro y caballeresco nombre de Patagonia. Pero no sólo eso, con su lectura he podido descubrir una narración tremendamente ambiciosa y original, un texto que escapa a cualquier encasillamiento formal pero que, precisamente por eso, ofrece múltiples puntos de interés.


En mi opinión, el mérito principal de la obra es justamente el de atesorar en su interior variadas posibilidades de lectura entre las que se encuentran las siguientes: una narración de viajes que se combina con un relato costumbrista para terminar convirtiéndose en un ejemplo de literatura indigenista con evidente intención crítica y social; pero también un relato enmarcado en la corriente realista, el cual es al mismo tiempo un ejemplo de novela de iniciación y una pseudo-autobiografía que retrata la forma tardorromántica de enfrentarse al mundo. Sin embargo, hay que resaltar que La novela de la Patagonia no se detiene ahí. Además de inmiscuirse en las tipologías textuales mencionadas, la obra va más allá y supera lo estrictamente narrativo para convertirse en una exhaustiva y documentada exposición acerca de los usos y costumbres de los pueblos araucanos, la cual se combina con una indagación y revisión del mito del buen salvaje y termina convirtiéndose en una interesante aportación a la fértil dicotomía entre civilización y barbarie, que caracteriza una buena parte de la literatura latinoamericana. Como puede apreciarse, pues, La novela de la Patagonia es una obra que evidencia la ambición de su autor por abarcar diversos campos de la escritura y por reflejar múltiples aspectos temáticos; no obstante, bajo mi punto de vista, el texto de Prieto del Egido, pese a sus aspiraciones iniciales, en algunos aspectos logra sus propósitos y  en otros, quizás, se quede en el intento.



Si analizamos todas y cada una de las vertientes de la novela, podremos comprobar que efectivamente nos encontramos ante una muestra de la llamada literatura de viajes. El personaje de Germán, trasunto evidente del propio autor, comienza su andadura en la ciudad de Buenos Aires y desde allí emprenderá sus viajes por territorio patagón hasta en tres ocasiones (una más si añadimos la última salida que le llevará a su definitivo destino). El protagonista siempre se mueve impulsado por un único sueño, el de conseguir la suficiente solvencia económica, trabajando como contable, como para poder dedicarse a su verdadera pasión: la literatura. Chichiguau, Sañi- Có, Barbarcó, Chos Malal, Buta Ranquil son ejemplos de poblaciones a las que se dedican fragmentos muy significativos de la obra. En este sentido, no deja de ser curioso que apenas describa la capital de Argentina,  sobre todo si tenemos en cuenta que el protagonista, al recorrer la Patagonia, sí se recreará en su descripción con minucioso detalle. Son precisamente estos pasajes descriptivos donde mayor nitidez se advierte la pasión que en el autor despertó el territorio patagón. No olvidemos que los viajes de Germán son un reflejo casi clavado de las andanzas del propio Prieto del Egido.


El tema del viaje es, por otra parte, la excusa perfecta para que el novelista adopte un punto de vista marcadamente costumbrista, ya que La novela de la Patagonia parece tener entre sus aspiraciones principales la de reflejar los usos y maneras de la sociedad patagona de la época, de sus tipos más pintorescos y de sus costumbres más significativas (sirvan de ejemplo las prolijas descripciones de las costumbres cinegéticas de los nativos, de la celebración de la fiesta patria, de una boda local, de las carreras de caballos o del festejo conocido como 'Kamaruko'). En este sentido conviene precisar que el costumbrismo de Prieto del Egido se encuentra enraizado en la tradición costumbrista española caracterizada, casi sin excepción, por aparecer intrínsecamente ligada a un realismo de tipo social. Por ello, el realismo que impregna el texto no se reduce a la mera observación y trascripción objetiva de la realidad circundante sino que va más allá: la novela parte de esa visión realista para adentrarse en los terrenos de algo muy parecido a una literatura de tono social, en el sentido de que la crítica de la situación de las tierras patagonas, de las condiciones de vida de los indios, de la corrupción del país, de la organización económica y social y de otras muchas cuestiones son una constante, nunca disimulada, a lo largo de todo el relato.


En línea con lo anteriormente expuesto, parece conveniente recordar que la introducción de una crítica social tan marcada no es casual: no debemos olvidar que la novela que abordamos es una muestra de la llamada 'literatura indigenista', la cual aborda los problemas de los indígenas americanos desde una perspectiva tan realista como crítica y tiene como finalidad primordial la de denunciar las condiciones de vida de los indios. No en vano la mayor parte de los personajes positivos que surgen en el ámbito de nuestro protagonista o bien son indios o bien luchan por la dignidad del indio; por el contrario, son varios los personajes de origen europeo los que de forma – quizás bastante simplista y maniquea – representan los valores más negativos del ser humano. Isaías Peña Gutiérrez precisa en su Manual de la Literatura Latinoamericana que en el primer cuarto del siglo XX: "Ese realismo social, en el caso del indigenismo, se construyó sirviéndose de elementos connaturales al continente”. Nada más cierto si nos centramos en la narración que nos ocupa: sólo desde esta perspectiva se entiende en su dimensión más fértil el afán documental del autor, su empeño en recoger y consignar en las páginas de su obra los hábitos de vida indígenas, la lengua, el patrimonio lírico y musical popular-tradicional, los sistemas de cálculo, las formas de caza, los bailes y fiestas, etc.


En este sentido, al lector puede resultarle llamativo que en el relato la parte narrativa se vea en muchas ocasiones desplazada por el interés expositivo ya que se cuentan por docenas las páginas dedicadas a recoger de forma exhaustiva los usos y maneras de los indígenas patagones; estos pasajes documentales presentan una dimensión casi enciclopedista en el detallismo e incluso en la forma textual ya que en ellos existe una curiosa profusión de notas a pie de página, citas, referencias bibliográficas, listados de términos, etc., rasgos estilísticos todos ellos más propios de un texto divulgativo y expositivo que de una obra puramente narrativa. No obstante, Prieto del Egido, con esta curiosa forma de entender la narración, está adelantándose al concepto actual de novela donde los límites entre lo puramente narrativo y otras formas elocutivas quedan voluntariamente difuminados, siendo éste uno de los rasgos más característicos de la novela moderna. 


Dicho afán documental, combinado con el realismo de intención social mencionado y la corriente indigenista en la que se enmarca la obra, trae consigo casi necesariamente el que La novela de la Patagonia pueda leerse como una revisión del 'mito del buen salvaje' de Rousseau. Fruto de esa combinación de fuerzas complementarias, Ignacio Prieto del Egido se introduce en una de las dicotomías temáticas que han resultado más fértiles a lo largo de la historia de la literatura latinoamericana: la dualidad 'civilización frente a barbarie'.


Desde que Juan Domingo Sarmiento, a mediados del siglo XIX,  en su obra Facundo plantease que el gran problema de la Argentina era el dilema entre la civilización y la barbarie han sido numerosísimos los títulos que han abordado el asunto. Como muchos pensadores de su época, Sarmiento entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo emparentado con lo europeo, o sea lo que para él era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, el atraso y el indio. Este dilema, según Sarmiento, sólo podía resolverse con el triunfo de la 'civilización' sobre la 'barbarie'.


El punto de vista que adopta la obra de Prieto del Egido es, sin embargo, más complejo: frente al concepto de 'civilización' revestido de valores positivos (representado por la metrópoli - Buenos Aires- , Europa y los europeos, el capitalismo económico, el progreso tecnológico, lo urbano, la conquista, la política centralista, la modernidad, etc.) aparecen los términos relacionados con la 'barbarie', a priori negativos: el indio, la naturaleza salvaje, la Patagonia, la cultura milenaria pero desconocida de los pueblos indígenas, los valores populares, la organización social tradicional…En La novela de la Patagonia, los términos del paradigma se invierten y a lo largo del relato se aprecia una evolución en sus planteamientos conceptuales: lo que comienza presentándose como positivo y civilizado (la civilización/ Buenos Aires) termina revistiéndose de matices negativos. Paralelamente se da el proceso inverso: lo que se plantea inicialmente como temido, negativo o bárbaro (la barbarie/Patagonia) termina derivando en valores positivos y ensalzados. 


Sólo parece haber un ámbito donde la 'civilización' triunfa sin matices desde las primeras páginas frente a la 'barbarie' y es en todo aquello que atañe a la literatura. Germán se enfrenta a lo largo de toda la novela a otra dicotomía de términos tan excluyentes como complementarios: la lucha entre los 'números' y las 'letras'. El protagonista, contable de profesión, debe entregarse a los números (lo material) para poder lograr su sueño de triunfar en las letras (lo espiritual). A lo largo de la novela son constantes las referencias  a esa elección vital a la que se enfrenta el personaje: sólo por la literatura acepta todos los sinsabores, fracasos, privaciones y demás contratiempos que van surgiendo en su camino.


Precisamente el proyecto de llegar a convertirse en un gran escritor es la quimera que anima su vida, la razón que justifica su existencia  y la excusa que propicia su acercamiento a la Patagonia; no obstante, el gran fracaso vital de Germán proviene de su claudicación en la persecución de su sueño literario. Cuando el protagonista renuncia, poco a poco, a cultivar su espíritu a través de la literatura comienza también el proceso que le conduce a la relajación moral, a la participación en un mundo corrupto y material contra el que antes había luchado, en definitiva, a su degeneración ética y estética: Germán alcanza el triunfo económico y social a base de renunciar a sus ideales. Como un moderno Lázaro de Tormes, la cumbre de su bienestar económico es también el punto más bajo de caída moral.


Efectivamente el lector no debe olvidar que Germán es casi el único personaje de la novela al que el autor dota de hondura y complejidad. El protagonista del relato es, como ya se ha adelantado, un trasunto bastante fiel del propio Ignacio Prieto del Egido (comparten orígenes españoles, estudios,  profesión, condición de emigrante, pasión por la literatura, etc.). Estas coincidencias, al contrario de lo que pudiera parecer, no constituyen su esencia principal. La consistencia, como personaje, del protagonista de la novela no radica en sus actos ni en los paralelismos que mantiene con su creador, sino más bien en su naturaleza estrictamente literaria. En Germán la literatura no es sólo el fin de su vida, es su sustancia misma.


Representa el prototipo, un tanto desubicado temporalmente, del héroe romántico que se enfrenta al mundo movido por un ideal. En este punto, y en relación con lo mencionado un poco más arriba: Germán no sólo es Lázaro de Tormes sino también un Don Quijote que protagoniza varias salidas en busca de la realización de un sueño. En el caso de Alonso Quijano, el ideal es de índole caballeresca, en el de Germán es básicamente literario. En ambos casos, los dos fracasan en su propósito ya que se enfrentan a realidades que terminan por vencer sus propósitos. Como en toda novela de iniciación, el lector asistirá al crecimiento, a la formación como persona, del protagonista de la obra. Y también observará como se va rindiendo ante la vida. Cuando este proceso se consuma, el propio personaje exclamará: “Antes me consideraba un fracasado porque no tenía dinero sin advertir que era rico en sueños, ilusiones y esperanzas. Ahora sí que soy un fracasado, que tengo dinero pero no tengo ilusiones”.


Lo cierto es que, a pesar del cariz biográfico del texto, Ignacio Prieto del Egido no fracasó en sus pretensiones literarias – al contrario que Germán - y se convirtió en un verdadero hombre de letras, quien cultivó teatro, poesía, novela y lo alternó durante toda su vida con la práctica de periodismo. Es más: si aceptamos la existencia de una 'narrativa patagónica' (etiqueta que reúne narraciones muy heterodoxas pero que comparten la presencia del mismo territorio geográfico) debemos atribuirle al escritor astorgano una importancia decisiva en su nacimiento. Es por ello especialmente llamativo el desconocimiento que en estas tierras se tiene de su nombre y de su producción literaria. Ojalá la reedición de su novela sirva para darle el lugar que se merece dentro del mundo de la literatura leonesa y astorgana. 

(*) Publicado en  “ ASTORGAREDACCION ".  29 de Abril de 2014